lunes, 6 de mayo de 2013

La Sonrisa


Los ojos son los reflejos que muestra el alma, y la sonrisa podemos definirla como la voz de nuestro espíritu, esa risa que emana de nuestros labios en forma espontánea, suave, esa sonrisa que transforma la mirada. Es un gesto dulce, que transmitirá paz y seguridad, pero a veces la sonrisa desaparece de nuestras vidas, nos levantamos de mal humor o preocupados.
Esto debemos evitarlo porque levantarse con una sonrisa es lo mejor que nos puede pasar, nos abrirá una puerta a la comprensión, permitámonos el placer de estar más alegres en el día que esta por empezar, no le robemos tiempo a esa sonrisa, nos hace bien, nos ayuda, no dejemos vencernos y sacarle a nuestro rostro esa hermosa expresión de amor, que nuestra cara se marchite con el enojo y las preocupaciones.
Si nos reímos ante los inconvenientes diarios les podremos hacer frente a las dificultades y nos estaremos cargando de esa dulce energía, nos sentiremos más confiados, seguros y más sanos.


jueves, 2 de mayo de 2013

¿Quién mató al Amor?


Hubo una vez en la historia del mundo un día terrible en el que el odio, que es el rey de los malos sentimientos los defectos y las malas virtudes, convocó a una reunión urgente con todos ellos. Todos los sentimientos negros del mundo y los deseos más perversos del corazón humano llegaron a esta reunión con curiosidad de saber cuál era el propósito.

Cuando estuvieron todos habló el Odio y dijo "Los he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien".

Los asistentes no se extrañaron mucho pues era el odio el que estaba hablando y él siempre quiere matar a alguien, sin embargo todos se preguntaban entre si, quién seria tan difícil de matar para que el odio los necesitara a todos.

¡ Quiero que maten al Amor ¡ dijo. Muchos sonrieron malévolamente pues más de uno le tenía ganas.

El primer voluntario fue el Mal Carácter, quien dijo: "Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto, provocaré tal discordia y rabia que no lo soportará".

Al cabo de un año se reunieron otra vez y al escuchar el reporte del Mal Carácter quedaron muy decepcionados. "Lo siento, lo intenté todo pero, cada vez que yo sembraba una discordia, el amor la superaba y salía adelante".

Fué cuando muy diligente se ofreció La Ambición que haciendo alarde de su poder dijo: " En vista de que el Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviaré la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y por el poder, eso nunca lo ignorará".

Y empezó la Ambición el ataque hacia su victima, quien efectivamente cayó herida, pero después de luchar por salir adelante, renunció a todo deseo desbordado de poder y triunfó de nuevo.

Furioso el Odio por el fracaso de la Ambición envió a Los celos, quienes burlones y perversos inventaban toda clase de artimañas, situaciones para despistar al Amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas.

Pero el Amor confundido lloró, y pensó que no quería morir y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos y los venció.

Año tras año, el odio siguió en su lucha enviando a sus más hirientes compañeros, envió a la Frialdad, al Egoísmo  a la Indiferencia, la Pobreza, la Enfermedad y a muchos otros que fracasaron siempre, porque cuando el Amor se sentía desfallecer tomaba de nuevo fuerza y todo lo superaba.

El Odio convencido de que el Amor era invencible les dijo a los demás: "Nada que hacer. El Amor ha soportado todo, llevamos muchos años insistiendo y no lo logramos".

De pronto, de un rincón del salón se levantó un sentimiento poco conocido y que vestía todo de negro con un sombrero gigante que caía sobre su rostro y no lo dejaba ver, su aspecto era fúnebre como el de la muerte: "Yo mataré al Amor", dijo con seguridad. Todos se preguntaron quién era ese que pretendía hacer solo, lo que ninguno había podido. 

El Odio dijo " Ve y hazlo ".

Tan solo había pasado algún tiempo, cuando el odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles después de mucho esperar que por fin EL AMOR HABÍA MUERTO.

Todos estaban felices pero sorprendidos. Entonces el sentimiento del sombrero negro hablo: "Ahí les entrego al Amor, totalmente muerto y destrozado" y sin decir más se marchó.

¡Espera!, dijo el Odio, en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir... ¿Quién eres?. 

El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo: SOY LA RUTINA.


lunes, 29 de abril de 2013

El asno en el pozo


Un día, el asno de una campesina se cayó en un pozo. El animal lloró conmovedoramente durante varias horas, mientras la campesina trataba de averiguar qué hacer.Finalmente decidió que el burro ya estaba viejo, el pozo estaba seco y además necesitaba ser tapado, así que pensó que realmente no merecía la pena intentar sacar al burro.
La mujer invitó a todos sus vecinos para que acudieran a ayudarla. Todos tomaron una pala y empezaron a echar tierra en el pozo. El burro se dió cuenta de lo que estaba sucediendo y comenzó a gimotear con más fuerza. Pasado un tiempo, para sorpresa de los presentes,el animal se calmó. Después de unas cuantas paladas de  tierra, la campesina finalmente, miró al fondo del pozo y se sorprendió delo que vió...
Con cada palada de tierra, el burro estaba haciendo algo increíble. Se sacudía la tierra y daba un paso hacia arriba. Mientras los vecinos seguían echando tierra encima del animal, él se la quitaba de encima y ascendía un poco más. Pronto todo el mundo comprobó con sorpresa cómo el burro llegó a la boca del pozo,pasó por encima del borde y se alejó trotando...
La vida va a echarte tierra.... La clave para salir del pozo es Sacudírsela y dar un Paso hacia Arriba. Cada uno de nuestros problemas es un escalón hacia arriba. Nosotros podemos Salir de los más profundos huecos, si Nunca nos damos por vencidos y queremos “sacudirnos” y dar un paso hacia arriba.


29 de Abril "Día del Animal"


El Silencio de Dios


Cuenta una antigua Leyenda Noruega, acerca de un hombre llamado Haakon, encargado de cuidar una ermita en la que había una cruz muy antigua a la que acudía la gente para orar con mucha devoción a Cristo.
Un día el ermitaño Haakon, se arrodillo ante la cruz y dijo: Señor, quiero padecer por ti. Déjame ocupar tu lugar, quiero reemplazarte en la cruz.
El Señor abrió sus labios y habló. Sus palabras cayeron de lo alto, susurrantes y amonestadoras: Amado hijo, accedo a tu deseo, pero ha de ser con una condición. ¿Cual, Señor?, preguntó Haakon. ¿Es una condición difícil?  ! Estoy dispuesto a cumplirla con tu ayuda, Señor!, respondió el viejo ermitaño.
Escucha: suceda lo que suceda y veas lo que veas, has de permanecer siempre en silencio.
Haakon contestó: Os, lo prometo, Señor! Y se efectuó el cambio.
Nadie advirtió el cambio. Nadie reconoció al ermitaño, colgado en la cruz. El Señor ocupaba el puesto de Haakon. Y este por largo tiempo cumplió el compromiso. A nadie dijo nada. Pero un día, llego un rico y al irse después de haber orado, se olvidó su billetera. Haakon lo vio y calló.
Dos horas después vino un pobre, vio la billetera y se la quedó.
Tampoco dijo nada cuando un muchacho se postró ante él poco después para pedirle su bendición antes de emprender un largo viaje.           
En ese momento volvió a entrar el rico en busca de su billetera. Al no encontrarla, pensó que el muchacho se la había apropiado. El rico se dirigió al joven y le dijo acusadoramente! Dame la billetera que me has robado!. El joven sorprendido, replicó: ¡No he robado nada! ¡No mientas, devuélvemela enseguida!.      
    
¡Le repito que no he tomado ninguna billetera!, afirmó el muchacho. El rico arremetió furioso contra él. Pero en ese instante, se escucho una fuerte voz: ¡Detente!
    
El rico miró hacia arriba y vio que la imagen le hablaba. Haakon, que no pudo permanecer en silencio, gritó, defendió al joven, increpó al rico por la falsa acusación. El rico se quedó anonadado y salió de la ermita. El joven salió también porque tenía prisa para emprender su viaje.      
    
Cuando la ermita se quedó a solas, Cristo se dirigió a su siervo y le dijo: Baja de la Cruz. No sirves para ocupar mi puesto. No has sabido guardar silencio.
    
Señor, - dijo Haakon - ¿Cómo iba a permitir esa injusticia?
Cambiaron de nuevo el puesto. Jesús ocupó la cruz de nuevo y el ermitaño se quedó allí de pie.
    
El Señor, siguió hablando: Tú no sabías que al rico le convenía perder la bolsa, pues llevaba en ella el precio de la virginidad de una joven mujer. El pobre, por el contrario, tenía necesidad de ese dinero e hizo bien en llevárselo; en cuanto al muchacho que iba a ser golpeado, sus heridas le hubiesen impedido realizar el viaje que para él resultaría fatal. En este momento acaba de hundirse el barco y él ha perdido la vida. Tú no sabias nada. Yo sí. Por eso callo. Y el Señor nuevamente guardó silencio.
    
Muchas veces nos preguntamos ¿por qué razón Dios no nos contesta....?
¿Por qué se queda callado Dios?      
    
Muchos de nosotros quisiéramos que El nos respondiera lo que deseamos oír pero... Dios no es así. Dios nos responde aún con el silencio.
    
Debemos aprender a escucharlo. Su divino silencio, son palabras destinadas a convencernos de que, El sabe lo que está haciendo, en su silencio nos dice con amor:
“Calla en presencia de Dios, y espera paciente a que actúe; no te enojes por causa de los que prosperan, ni por los que hacen planes malvados”